El
estrés es un estado de activación del organismo que aparece cuando
un suceso novedoso irrumpe en nuestra vida, por lo cual el estrés no
es patológico, sino adaptativo, y se convierte en perjudicial cuando
es excesivo como por ejemplo en el caso de un suceso traumático como
un accidente grave, o cuando la frecuencia de las situaciones
estresantes es demasiado elevada.
Por
eso hay una diferencia entre estrés y ansiedad, pues se considera
que aparece un trastorno de ansiedad cuando una persona está
sometida a una gran cantidad de demandas y sucesos que le provocan
estrés y no los puede controlar.
Desde
la teoría de Lázarus, el estrés se considera el resultado de la
interacción entre la situación o estimulo que nos pone en alerta y
la valoración que hacemos de esta situación, dando como resultado
una determinada conducta que podrá ser mas o menos útil dependiendo
de la cantidad de información y recursos de que dispongamos.
Según
esta teoría, ante un suceso novedoso en el ambiente cualquier
persona reacciona con una activación inicial de todo su organismo,
especialmente su mente se activa de forma inmediata intentando
valorar la situación, y su reacción será diferente dependiendo de
si considera el suceso como:
- Irrelevante.
- Beneficioso
- Que atenta contra su bienestar.
En
caso de que en esta primera evaluación se considere la situación
como peligrosa:
- Puede que haya causado ya un daño.
- O que solo suponga una amenaza si el daño aun no se ha producido.En este caso caben dos alternativas, que se evalúe la situación como algo a lo que no se puede hacer frente, o que se convierta en un desafío si la persona considera que puede enfrentarse a ella con posibilidades de éxito.
En
una segunda evaluación de las circunstancias, la persona valora que
es lo que debe hacer y si tiene recursos para enfrentarse al suceso
con garantías; Por
lo tanto es la valoración de los recursos disponibles para hacer
frente a una situación la que la hace estresante y no la situación
en si misma.
Un
dato a tener en cuenta es que estas valoraciones no siempre son
conscientes y objetivas. A veces, sobre todo cuando la activación es
alta, los pensamientos aparecen de forma automática y no se
corresponden con la realidad, pudiendo suceder que una persona que
cuente con recursos suficientes para enfrentarse a un problema,
paralizada por el miedo ante la situación, no reaccione de la forma
mas adecuada; o al revés, que alguien que realmente no tenga los
recursos necesarios, se enfrente a un peligro de forma temeraria con
el consiguiente riesgo.
Por eso ni todas las personas reaccionan igual ante un mismo suceso,
pues cada una tiene sus patrones de comportamiento mas o menos
estables, y que determinan su personalidad, pero también la misma
persona no siempre reacciona igual ante la misma situación, porque
existen variables del ambiente, del estado de animo etc. que
modifican ese patrón de comportamiento.
Después,
en una tercera fase, se vuelve a evaluar la situación y las
expectativas que pueden influir en la forma de enfrentarnos a
situaciones similares futuras dependerán de los resultados
favorables o adversos que hallamos obtenido.
Teniendo
en cuenta todo esto, para que el estrés diario no se convierta en un
problema, es necesario:
- Aprender a valorar de forma objetiva y consciente las situaciones a las que nos enfrentamos diariamente y los recursos de que disponemos para hacerles frente, aprendiendo a detectar cuando estamos demasiado estresados, y utilizando las herramientas mas adecuadas que nos permita la situación para bajar nuestro nivel de activación y poder reaccionar con éxito.
- Tener el repertorio suficiente de conductas y estrategias de afrontamiento para hacer frente a estas situaciones, aprendiendo a ser autocríticos y buscando los conocimientos de que no dispongamos para ampliar nuestro repertorio.
- Utilizar todos estos recursos de forma adecuada y en los momentos oportunos, siendo conscientes de que la puesta en practica de nuestras habilidades es la mejor forma de automatizarlas, mejorarlas y modificarlas si fuera necesario.
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