El
apego es un lazo afectivo fuerte entre el niño/a y sus cuidadores
que ha evolucionado a lo largo de los siglos porque facilita la
supervivencia, ofreciendo seguridad al niño/a y permitiendo que este
explore su entorno sin miedo, facilitando así su adecuado
desarrollo.
Según
la teoría de Bowlby, en el desarrollo del apego existen cuatro
fases, siendo la más importante la que va de los 6 meses a los dos
años, donde la necesidad del bebe hacia su madre o cuidador es tan
importante que puede llegar a rechazar el contacto con otras
personas. A partir de esta edad el bebé empieza a entender que la
separación no es definitiva y empieza a desarrollar conductas mas
autónomas.
Teniendo
en cuenta las investigaciones de la doctora Ainsworth, existen 3
tipos de apego: el apego seguro, el ansioso y el evitativo.
El desarrollo del estilo de apego depende de:
- La capacidad del cuidador de interpretar y atender a las necesidades del bebé adecuadamente.
- De su capacidad para demostrar cariño, protección, disponibilidad etc. sin considerar al niño/a una molestia, ejerciendo un control que respete su autonomía y estando pendiente de el/ella aun a distancia, adaptando el tiempo de las interacciones con el niño/a a sus necesidades y no a las de los padres o cuidadores.Pero este desarrollo no solo depende de las habilidades de los padres o cuidadores, también intervienen variables personales como por ejemplo el temperamento, variables genéticas, variables del entorno como la cultura, influyéndose mutuamente todas ellas.
En
investigaciones realizadas en adultos se encontró que las personas
con un estilo de apego seguro son mas flexibles ante la nueva
información, tienen mayor confianza en si mismos, se adaptan
adecuadamente a los cambios del ambiente, se plantean objetivos
realistas, tienden a evitar los pensamientos irracionales y tienen
expectativas positivas acerca de las relaciones con los otros,
confiando mas en ellos.
Mientras que los adultos con estilos de apego evitativo y/o
ansioso tienen pensamientos más rígidos y mayor acceso a
recuerdos negativos, lo que genera desconfianza en los primeros en
cuanto a las relaciones interpersonales, y conflictos con la
intimidad en los segundos, ya que por un lado desean tenerla y por el
otro tienen temor a perderla. (Collins, 1996; citado por Váldez
2002).
El
estilo de apego no solo está presente en el ciclo vital de la
persona, sino que se perpetua a generaciones posteriores, puesto que
los padres con estilo de apego ansioso o evitativo puede que no hayan
tenido la oportunidad de desarrollar las habilidades necesarias para
establecer un apego seguro con sus hijos, aunque en estos casos la
Psicología es una ayuda para solucionar estos problemas, y las
investigaciones en este campo siguen dando sus frutos, para mejorar
nuestras relaciones interpersonales y nuestro bienestar.
BIBLIOGRAFIA
BOWLBY,
J. (1985). El vínculo afectivo. Barcelona, Paidós.
HERRANZ
YBARRA, P. y GARCIA TORRES, B. (1997) . En A. Corral, F. Gutiérrez y
M.P. Herranz (eds.) Psicologia Evolutiva V. I. Madrid:UNED.
VÁLDEZ,
N. (2002). Consideraciones acerca del estilo de apego y sus
repercusiones en la vida terapéutica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario