Como
dije anteriormente es la valoración de la situación y de los
recursos disponibles para afrontarla la que la hace estresante, y no
la situación por si sola, también comenté que es necesario
aprender a valorarla de forma objetiva, tener el repertorio necesario
de conductas y estrategias de afrontamiento y utilizar estos recursos
de forma adecuada.
En
este articulo quiero profundizar en el ultimo paso. A la hora de
afrontar el estrés existen patrones de comportamiento en la forma de
utilizar los recursos de que disponemos que son característicos de
cada persona, si bien hay que tener en cuenta que según los estudios
sobre este tema, estos patrones comportamentales se ven influenciados
y modificados por factores externos de la situación, por lo que
ambos se influyen mutuamente, dando como resultado un estilo
característico de afrontamiento de cada persona que varia en
función de las circunstancias.
Existen
muchas clasificaciones sobre los estilos de afrontamiento, pero la
mayoría de las conductas que utilizamos ante una situación
estresante se podrían clasificar en tres grupos fundamentales que
son:
- Aquellas conductas destinadas a actuar sobre el problema (conductas activas) como pueden ser una búsqueda racional de soluciones, la puesta en practica de un plan determinado, o una confrontación cara a cara con el problema.
- Las conductas destinadas a actuar sobre la emoción que nos causa la situación estresante, como puede ser el autocontrol, una re-evaluación positiva de la situación, o el distanciamiento del problema.
- El ultimo grupo corresponde a las conductas destinadas a evitar el problema como por ejemplo la huida o la negación del problema.
Estas
conductas que pueden ser tanto cognitivas (pensamiento) como
comportamentales, no son buenas o malas en si mismas, sino que
dependerá del tipo de situación, ademas en ocasiones utilizar una
forma de afrontamiento puede ayudar a poder utilizar la otra y sin
embargo otras veces pueden entorpecerse la una a la otra. Por
ejemplo: si tenemos ansiedad por tener que hacer un examen, no
podremos estudiar, si primero intentamos distraernos escuchando
música para relajarnos estamos actuando sobre la emoción, lo que
después nos ayudará a actuar sobre el problema estudiando; pero si
actuamos sobre la emoción y reducimos el estrés tanto que ya no nos
preocupa el examen, no tendremos motivación suficiente para estudiar
y no seria un afrontamiento adecuado.
Por
lo tanto un estilo inflexible de afrontamiento no es adaptativo, y
aunque no lo parezca, es muy frecuente que utilicemos determinadas
estrategias indiscriminadamente ante la solución de los problemas
que nos preocupan; hay personas que suelen abusar de las conductas
activas intentando hacer frente a determinadas circunstancias que no
están en sus manos, y otras sin embargo, suelen intentar actuar
sobre la emoción dejando de lado problemas que podrían resolver, e
incluso otras simplemente huyen de ellos.
Estos
tipos rígidos de afrontamiento, que no son los adecuados, suelen
tener consecuencias a largo plazo que afectan a nuestro bienestar
psicológico e incluso a nuestra salud, por ejemplo:
- Si nos apartamos de problemas que podríamos resolver , la situación estresante sigue ahí, y aunque la neguemos conscientemente, sigue provocando un estrés que aunque no lo detectemos nos afectará animicamente e incluso físicamente, pues está demostrado que el estrés entre otras cosas disminuye nuestra defensas, haciéndonos mas propensos a tener determinadas enfermedades como catarros, y muchos otros procesos infecciosos.
- Si nos enfrentamos de forma activa a aquellas circunstancias que no podemos controlar, lo mas probable es que fracasemos, lo que aumentará nuestro estrés y probablemente nuestra ira ante algo que podemos valorar como injusto, lo que por una parte si estas situaciones se repiten nos puede conducir a un estado de indefensión aprendida que nos hace vulnerables a la depresión, y también los estudios demuestran que este tipo de conductas suelen estar relacionadas con las enfermedades cardiovasculares.
Por
todo ello es necesario no tener un estilo rígido de afrontamiento
ante el estrés y saber adaptar nuestros comportamientos a las
situación que ha generado el problema. Al mismo tiempo también es
importante tener en cuenta un tipo de comportamiento muy especial que
he dejado para el final, pues podría pertenecer a cualquiera de los
tres grupos mencionados anteriormente, que es la búsqueda de apoyo
social. Los estudios sobre el estrés han demostrado que el apoyo
social percibido, mas que el apoyo real ayuda a disminuir el estrés.
- Por una parte nos ayuda en las conductas centradas en la emoción, podemos buscar a alguien para distraernos o que nos de ánimos en un mal momento que nos puede hacer sentir mas seguros y capaces de afrontar cualquier situación. Ayudándonos a controlar los efectos negativos del estrés.
- Por otra parte también podemos buscar apoyo instrumental en las personas de nuestro entorno, aportándonos recursos de los que carecemos, o información para encontrarlos, y porque no, ayudándonos a hacer determinadas tareas cuando nos vemos desbordados.
Lo
que no hay que olvidar nunca, es que pedir ayuda no es un signo de
debilidad, sino de madurez e inteligencia, todas las personas tenemos
limitaciones, no lo podemos todo, y desde los estudios sobre
inteligencia se sabe que una parte importante de esta, es la
capacidad de saber cuales son nuestros recursos y sobre todo conocer
nuestras limitaciones, para así poder actuar en consecuencia. Por lo
tanto debemos ser capaces de saber cuando pedir ayuda en los
momentos realmente necesarios, para utilizarla adecuadamente, sin
abusar de pedir esta ayuda solo por comodidad, pues eso podria traer
otras consecuencias como por ejemplo volvernos dependientes de los
demas, algo que sería un gran problema o que las personas de nuestro
entorno se cansaran de nuestras constantes peticiones y eso
perjudicaría nuestras relaciones interpersonales.
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