Inteligencia
emocional es un termino que hace unos años se puso de moda, como si
de un día para otro hubiera aparecido así sin mas, pero realmente
eso no es así. Las emociones al igual que la conducta y el
pensamiento han sido siempre y seguirán siendo el tema de estudio
científico de la Psicología y no podemos olvidar que están en
continua interacción; nuestras conductas producen determinados
resultados, los que a su vez provocan en nosotros ciertos
pensamientos y emociones, al mismo tiempo nuestros pensamientos
también activan determinadas emociones que nos llevan a poner en
marcha una serie de conductas. Por tanto pensamiento, emoción y
conducta siempre van unidos y son la base de nuestras vidas.
Tradicionalmente
los estudios sobre inteligencia se han centrado en la cognición (es
decir en el pensamiento o procesamiento de la información) y partían
de la base de que un procesamiento de la información adecuado
implicaba separarlo de las emociones, pues estas interferían con el
razonamiento, numerosos estudios han demostrado que esto no es así y
que gestionar adecuadamente nuestras emociones es una parte
importante de nuestra inteligencia, junto con el razonamiento lógico,
matemático etc.
Por
desgracia durante muchos años la educación se ha basado en el
desarrollo de las aptitudes matemáticas, científicas, de lenguaje
etc. y aunque por medio del lenguaje aprendemos a expresar las
emociones, a lo sumo la educación no va mas allá de la mera
expresión, quedando el desarrollo de la inteligencia emocional
condicionado a lo que nuestro entorno mas inmediato de forma
intuitiva nos pueda enseñar.
La
forma básica de aprendizaje de los niños es la imitación, así
aprenden a caminar, a hablar etc. y así desarrollan su inteligencia
emocional, observando e imitando como los adultos de su entorno
gestionan su emociones, el problema es que estos adultos también
pueden tener carencias emocionales, pues todos nuestros conocimientos
cotidianos sobre las emociones no están basados en evidencias
científicas, sino en tradiciones y valores religiosos que no han
sido validados empíricamente.
Nuestra
cultura tradicional y valores religiosos, siempre han considerado que
la expresión de determinadas emociones no era adecuada, por lo tanto
las ignoraban o como mucho quedaban enmarcadas en una lista de
defectos o pecados que simplemente había que evitar, pero ignorar
las emociones implica no poder aprender a gestionarlas, lo que en
determinados casos conlleva al desarrollo de trastornos como la
depresión, los trastornos de ansiedad o la adicción al alcohol, al
juego etc. e incluso al desarrollo de conductas violentas, que ponen
de manifiesto un pobre control de los impulsos y de las emociones.
Por
todo ello es necesario resaltar la importancia del desarrollo de la
inteligencia emocional, no solo en los niños, sino también en los
adultos, pues aprender a gestionar nuestras emociones implica
adaptarnos adecuadamente a nuestro entorno mejorando nuestra calidad
de vida, pues según John D. Mayer y Peter Salovey que introdujeron
este termino en la literatura científica de esta rama de la
Psicología:
“
La inteligencia emocional implica la habilidad para percibir y
valorar con exactitud la emoción; la habilidad para acceder y/o
generar sentimientos cuando éstos facilitan el pensamiento; la
habilidad para comprender la emoción y el conocimiento emocional, y
la habilidad para regular las emociones que promueven el crecimiento
emocional e intelectual. “ *
*Mayer
J.D. Y Salovey P. (2009) ¿Qué es inteligencia emocional?. En J.M
Mestre Navas y P. Fernández Berrocal (Coord.): Manual de
inteligencia emocional. Madrid: Pirámide Psicología.
Muy interesante, me gusta mucho este blog.
ResponderEliminarMuchas Gracias, me alegro que te guste.
EliminarUn cordial saludo, Angeles Aranda.