Existen
determinados trastornos y enfermedades que dan comienzo o se agravan
debido a la ocurrencia de eventos estresantes, entre ellos están los
trastornos gastrointestinales (síndrome del intestino irritable,
úlceras pépticas, ciertas alteraciones de la motilidad esofágica
etc.), las personas que padecen estos trastornos tienen una
predisposición genética, es decir se hereda, lo cual no quiere
decir que tengan que desarrollarla forzosamente.
Tener
una predisposición genética a una determinada enfermedad o
trastorno significa que se tiene una mayor vulnerabilidad a
padecerla, pero para que se manifieste tienen que concurrir otras
variables o circunstancias que hagan que se desarrolle el trastorno o
enfermedad.
Ante
las situaciones de estrés mantenidas en el tiempo, nuestro organismo
reacciona activando la secreción de determinadas sustancias como son
la adrenalina, noradrenalina, glucocorticoides, determinadas hormonas
como la hormona tiroidea o la del crecimiento etc. que al acumularse
en nuestro organismo alteran el funcionamiento de determinados
órganos.
En
el caso de los trastornos gastrointestinales las personas que los
padecen tienen una predisposición a que sus respuestas fisiológicas
ante el estrés sean intensas (lo que se llama hiperreactividad
psicofisiológica), y ademas estas respuestas suelen afectar a los
mismos órganos (lo que se llama patrón específico de respuesta),
por lo que una exposición prolongada a situaciones estresantes que
no pueden o no saben controlar, aumenta el riesgo de que aparezca el
trastorno o que se agrave si ya se ha desarrollado.
Otro
mecanismo psicológico que también está implicado en el
funcionamiento gastrointestinal anormal es el condicionamiento
clásico, fue descubierto por Pavlov y posteriormente los psicólogos
conductistas ampliaron sus investigaciones en humanos, se puede
definir como la asociación de un estímulo ante el que se reacciona
con una respuesta refleja innata (estímulo incondicionado), con otro
estímulo neutro (estímulo condicionado) que está presente en el mismo
momento que aparece el estímulo incondicionado, de tal manera que
nuestro organismo aprende a reaccionar ante el estímulo condicionado
de la misma manera que lo haría ante el estímulo incondicionado, sin
la necesidad de que este último esté presente.
Fue
Pavlov el que demostró en sus investigaciones con animales, que el
sistema gastrointestinal tiene una gran facilidad para condicionarse
a una gran variedad de estímulos, y en investigaciones posteriores
dentro del ámbito de la Psicología de la Salud y la Medicina
conductual, existe una cierta evidencia de que la motilidad del colon
puede ser puesta bajo el control de los estímulos ambientales por
medio de condicionamiento clásico. (DiCara, Braum y Pappas, 1970;
citado por Simón M. A. y Durán M. 2000).
Por
todo lo expuesto, dentro de los tratamientos psicológicos que se
llevan a cabo en este tipo de trastornos, ademas de las conocidas
técnicas de control del estrés, en algunos programas de tratamiento
también se emplean otras técnicas como la Desensibilización
Sistemática o los procedimientos de biofeedback.
BIBLIOGRAFIA
Simón
M. A. y Durán M. (2000) Trastornos Gastrointestinales. En J. M.
Buceta, A. M. Bueno y B. Mas (eds.) Intervención Psicológica en
Trastornos de la Salud. Madrid: Dykinson Psicología.